CUANDO CAEN LOS TRAPOS

Tus pies bailan un tango con mi pasado,
tus cejas son las rejas de una prisión,
tus labios son el fuego por duplicado,
tu olvido es un descuido de mi pasión.
Tu cuello es una rama para colgarse,
tu mente un crucigrama por descifrar,
tu ombligo anda buscando por donde ocultarse,
tu boca es un milagro de la humedad.
Tus ojos son dos gatos por los tejados,
tu nuca un callejón al oscurecer,
tu pelo es el más negro de los pecados,
tus dientes son agentes de Lucifer.
Hembra y señora
que cada hora
cambia de piel,
golfa y decente
dulce serpiente
de cascabel,
flor de alquitrán,
lluvia que llueve,
besos con sal.
Tu lengua sale en todas mis pesadillas,
tus uñas acribillan mi corazón,
tus pechos dicen que eres una chiquilla,
tus muslos saben que eres mi perdición.
Tu piel es una patria para mis manos
tu vientre un desayuno con vino y pan,
por tu cintura sale el sol más temprano
y se mueve el verano cuando te vas.
Tu pubis es un delta de agua salada,
tu falda… la más corta de Chamberí,
tu risa es una lágrima equivocada,
tu cama se inventó para no dormir.

(Sabina - Besos con sal)

Hoy pensaba en las apariencias, en ese morbo que todos tenemos escondido, pensaba también en otra canción de Sabina "Besos en la frente". En el deseo latente de cada persona, de esa secretaria de pelo recogido, pulcra y discretamente maquillada. Del señor de corbata gris y negra que se acomoda el pantalón y controla que esté bien dibujada la línea de planchado. En la ama de casa de sencilla solera y ropa de ir al almacén.

Y los miro disimuladamente, sin que apenas me perciban... e imagino a la primera, vestida toda de cuero con un flogger en la mano. Al segundo, con un par de tacones, vestido de lycra y los ojos fuertemente delineados. A la ama de casa, con un vestido de colegiala y coletas, escondiendo en su espalda una golosina.

Me los imagino como animales que clavan uñas, retuercen sus cuerpos, gritan, putean, son soeces, dan órdenes, tiran del pelo. Los veo pasionales en las penumbras, a algunos perversos, a otros violentos.

Todos los tipos de expresión de deseo y excitación. Los veo como son y no como se muestran. O no, quizás es mi morbocidad que los ve así, que intenta develar algo que no es más que producto de mi imaginación.

Y sueño con esos deseos descontrolados que acechan detrás de todas las puertas, en cada alcoba, detrás de las cortinas. Cuando con la ropa nos quitamos los pruritos, los prejuicios, las vergüenzas.

Cuando podemos ser amos y esclavos, notas de una sinfonía, amantes románticos, desalmados infieles... lo que querramos ser.

Arriba, abajo, de costado, con fuerza, lentamente, con delicadeza, "a lo bruto", con nalgadas, con plumas, con medias de red, con pijama, con besos, con esposas, con vendas en los ojos, con música, con películas pornográficas, con bailes eróticos, con comida, con sonrojos.

Con trajes, lencería, disfraces, juguetes, en lugares incómodos, rodeados de gente, en orgías de miles, en pajas de a uno, después que se duermen los niños, cuando mamá y papá salen, con un hombre, con una mujer, un menage a trois, y veinte mohicanos.

¿Que se esconde detrás de cada uno? ¿Que pasiones nos consumen? ¿Como vivimos el sexo? ¿Que usamos y nos gusta? ¿Quienes somos realmente: cuando nos sacamos la ropa?

"(...) Nadie sabe cómo le queman en la boca tantos besos que no ha dado,
tiene el corazón tan de par en par y tan oxidado.
Ojos lujuriosos de hombre que en el último metro buscan y desean
nunca miran dentro del escote de las feas.
Besos en la frente, besos en la frente le dan;
besos en la frente, nadie trata de ir más allá…yo quise probar.
Yo que, en cosas del amor, nunca me he guiado por las apariencias,
en su cintura encontré una mariposa de concupiscencia.
Las más explosivas damas me dejaban en la cama congelado
-”ten cuidado al desnudarme, no vayas a estropearme mi peinado”-
Lola sí que lo ha comprendido,
por caminos escondidos ha buscado el agua que mana el oscuro manantial del pecado.
Y aunque me ha dejado marcado como un mapa de arañazos en la espalda
nunca hallé tanto calor como bajo su falda,
y le he pedido “vente conmigo” aunque la peña diga “tío, que mal te lo montas”,
harto como estaba de tanta guapa insípida y tonta.
Paso de la falsa belleza igual que el sabio que no cambia París por su aldea
y me abrazo a la verdad desnuda de mi fea."

(J.S)