B. vs. B.

Existe el mito de que las mujeres han de ser estilo barbie. Ha llegado a tal punto este fervor, que los talles de ropa han sido modificados, las tablas de peso saludable se han pasado a los mínimos y los gimnasios han tenido que ampliar sus horarios de clases.

Las mujeres hemos llegado a la exageración. Se multiplican los cuerpos descaderados, sin formas, anodinos y asexuados. Un rollito es el acabóse, el armaggedon de la vida social y amorosa.

Los más new age (fanáticos), justifican la loca carrera del menor peso posible, como "una cuestión de salud". Como si la salud pasara por una bolsa de huesos.

Y allí estamos todas las féminas (o casi todas), contando calorías, con el centímetro en el bolsillo de atrás del pantalón, negándonos el placer de una cervecita, una picada o el dichoso pan de cada día! Como si la felicidad viniera deshidratada dentro de un jean talle 36 ó, como dicen ahora talle 0 (cero) o S (small).

No obstante, yo soy una descreída de esta fucking cultura anoréxica. Yo tengo la absurda idea, de que si los hombres pudieran realmente decir que clase de mujer prefieren, escogerían a una mujer con formas, curvas peligrosas y algún rollito humanizador.

Algunos dicen "algo de lo que agarrarse", otros se escudan detrás del "las gorditas son más simpáticas"... y no sé por qué, a la mayoría, le cuesta decir simplemente: me gusta una mujer así.

Pero, creo que digan lo que digan, las gorditas seguimos (ah sí, yo me mato a dietas pero nunca abandono el rubro) ganando en el fuero interno de la fauna masculina. Y muchas de nosotras, digamos lo que digamos, preferimos un hombre con pancita antes que un flacucho al que tememos quebrar en mil pedazos.

Entonces, ¿por qué continuamos empeñados en apoyar, soportar y padecer esta locura del peso ideal (que de ideal tiene poco)? ¿Cómo nos permitimos criar hijos en esta sociedad que no nos permite escapar a modelos extremistas y enfermizos? ¿Cuánto más se nos dificulta criarlos sanos cuándo se han desarrollado escuchando medidas, pesos y metas prácticamente inalcanzables? ¿Cómo permitimos que se críen sumidos en pequeños recuerdos de frustración permanente, que establecen un patrón de conducta alimenticia, que los expone al riesgo sistemático de los desórdenes alimenticios? ¿Por qué permitimos y avalamos estos estándares tan aberrantes de belleza?

¿Cuándo hemos perdido, los adultos, el verdadero concepto de lo saludable?

Quizás debamos remitirnos mucho tiempo atrás, tal vez, debamos analizar que hay de enfermizo en lo más entrañable de la esencia humana. Pero eso, lo dejo para el próximo post (y quizás venga con cuentito incluido para Ginis...).

Uds. ¿que piensan? ¿cuál es su estándar de belleza masculina y femenina? ¿cómo manejan estos temas con sus hijos, hermanos/as, amigos/as?