domingo, 2 de agosto de 2009

EL CELULAR DE HANSEL Y GRETEL

por Hernán Casciari

Anoche le contaba a mi hijita Nina un cuento infantil muy famoso, el de Hansel y Gretel de los hermanos Grimm.

En el momento más tenebroso de la aventura, los niños descubren que unos pájaros se han comido las estratégicas bolitas de pan, un sistema muy simple que los hermanitos habían ideado para regresar a casa. Hansel y Gretel se descubren solos en el bosque, perdidos, y comienza a anochecer.

Mi hija me dice, justo en ese punto de clímax narrativo: 'No importa. Que lo llamen al papá por el celular'.

Yo entonces pensé, por primera vez, que mi hija no tiene una noción de la vida ajena a la telefonía inalámbrica. Y al mismo tiempo descubrí qué espantosa resultaría la literatura -toda ella, en general- si el teléfono móvil hubiera existido siempre, como cree mi hija de cuatro años.

Cuántos clásicos habrían perdido su nudo dramático, cuántas tramas hubieran muerto antes de nacer, y sobre todo qué fácil se habrían solucionado los intríngulis más célebres de las grandes historias de ficción.

Piense el lector, ahora mismo, en una historia clásica, en cualquiera que se le ocurra. Desde la Odisea hasta Pinocho, pasando por El viejo y el mar, Macbeth, El hombre de la esquina rosada o La familia de Pascual Duarte. No importa si el argumento es elevado o popular, no importa la época ni la geografía.

Piense el lector, ahora mismo, en una historia clásica que conozca al dedillo, con introducción, con nudo y con desenlace.
¿Ya está?
Muy bien. Ahora ponga un celular en el bolsillo del protagonista. No un viejo aparato negro empotrado en una pared, sino un teléfono como los que existen hoy: con cobertura, con conexión a correo electrónico y chat, con saldo para enviar mensajes de texto y con la posibilidad de realizar llamadas internacionales cuatribanda.

¿Qué pasa con la historia elegida? ¿Funciona la trama como una seda, ahora que los personajes pueden llamarse desde cualquier sitio, ahora que tienen la opción de chatear, generar videoconferencias y enviarse mensajes de texto? ¿Verdad que no funciona un carajo?.

La Nina, sin darse cuenta, me abrió anoche la puerta a una teoría espeluznante: la telefonía inalámbrica va a hacer añicos las viejas historias que narremos, las convertirá en anécdotas tecnológicas de calidad menor.

Con un teléfono en las manos, por ejemplo, Penélope ya no espera con incertidumbre a que el guerrero Ulises regrese del combate.

Con un móvil en la canasta, Caperucita alerta a la abuela a tiempo y la llegada del leñador no es necesaria.

Con telefonito, el Coronel sí tiene quién le escriba algún mensaje, aunque fuese spam.

Y Tom Sawyer no se pierde en el Mississippi, gracias al servicio de localización de personas de Telefónica.

Y el chanchito de la casa de madera le avisa a su hermano que el lobo está yendo para allí.

Y Gepetto recibe una alerta de la escuela, avisando que Pinocho no llegó por la mañana.

Un enorme porcentaje de las historias escritas (o cantadas, o representadas) en los veinte siglos que anteceden al actual, han tenido como principal fuente de conflicto la distancia, el desencuentro y la incomunicación. Han podido existir gracias a la ausencia de telefonía móvil.

Ninguna historia de amor, por ejemplo, habría sido trágica o complicada, si los amantes esquivos hubieran tenido un teléfono en el bolsillo de la camisa.

La historia romántica por excelencia (Romeo y Julieta, de Shakespeare) basa toda su tensión dramática final en una incomunicación fortuita: la amante finge un suicidio, el enamorado la cree muerta y se mata, y entonces ella, al despertar, se suicida de verdad. (Perdón por el espoiler).

Si Julieta hubiese tenido teléfono móvil, le habría escrito un mensajito de texto a Romeo en el capítulo seis:
M HGO LA MUERTA,
PERO NO STOY MUERTA.

NO T PRCUPES NI
HGAS IDIOTCES.
BSO.


Y todo el grandísimo problemón dramático de los capítulos siguientes se habría evaporado. Las últimas cuarenta páginas de la obra no tendrían sentido, no se hubieran escrito nunca, si en la Verona del siglo catorce hubiera existido la promoción 'Banda ancha móvil' de Movistar.

Muchas obras importantes, además, habrían tenido que cambiar su nombre por otros más adecuados.

La tecnología, por ejemplo, habría desterrado por completo la soledad en Aracataca y entonces la novela de García Márquez se llamaría 'Cien años sin conexión': narraría las aventuras de una familia en donde todos tienen el mismo nick (buendia23, a.buendia, aureliano_goodmornig) pero a nadie le funciona el Messenger.

La famosa novela de James M. Cain -'El cartero llama dos veces'- escrita en 1934 y llevada más tarde al cine, se llamaría 'El gmail me duplica los correos entrantes' y versaría sobre un marido cornudo que descubre (leyendo el historial de chat de su esposa) el romance de la joven adúltera con un forastero de malvivir.

Samuel Beckett habría tenido que cambiar el nombre de su famosa tragicomedia en dos actos por un título más acorde a los avances técnicos. Por ejemplo, 'Godot tiene el teléfono apagado o está fuera del área de cobertura', la historia de dos hombres que esperan, en un páramo, la llegada de un tercero que no aparece nunca o que se quedó sin saldo.

En la obra 'El jotapegé de Dorian Grey', Oscar Wilde contaría la historia de un joven que se mantiene siempre lozano y sin arrugas, en virtud a un pacto con Adobe Photoshop, mientras que en la carpeta Images de su teléfono una foto de su rostro se pixela sin remedio, paulatinamente, hasta perder definición.

La bruja del clásico Blancanieves no consultaría todas las noches al espejo sobre 'quién es la mujer más bella del mundo', porque el coste por llamada del oráculo sería de 1,90 la conexión y 0,60 el minuto; se contentaría con preguntarlo una o dos veces al mes. Y al final se cansaría.

También nosotros nos cansaríamos, nos aburriríamos, con estas historias de solución automática. Todas las intrigas, los secretos y los destiempos de la literatura (los grandes obstáculos que siempre generaron las grandes tramas) fracasarían en la era de la telefonía móvil y del Wi-Fi.

Todo ese maravilloso cine romántico en el que, al final, el muchacho corre como loco por la ciudad, a contra reloj, porque su amada está a punto de tomar un avión, se soluciona hoy con un SMS de cuatro líneas.

Ya no hay ese apuro cursi, ese remordimiento, aquella explicación que nunca llega; no hay que detener a los aviones ni cruzar los mares. No hay que dejar bolitas de pan en el bosque para recordar el camino de regreso a casa. La telefonía inalámbrica -vino a decirme anoche la Nina, sin querer- nos va a entorpecer las historias que contemos de ahora en adelante. Las hará más tristes, menos sosegadas, mucho más predecibles.

Y me pregunto, ¿no estará acaso ocurriendo lo mismo con la vida real, no estaremos privándonos de aventuras novelescas por culpa de la conexión permanente? ¿Alguno de nosotros, alguna vez, correrá desesperado al aeropuerto para decirle a la mujer que ama que no suba a ese avión, que la vida es aquí y ahora?

No. Le enviaremos un mensaje de texto lastimoso, un mensaje breve desde el sofá.
Cuatro líneas con mayúsculas. Quizá le haremos una llamada perdida, y cruzaremos los dedos para que ella, la mujer amada, no tenga su telefonito en modo vibrador.

¿Para qué hacer el esfuerzo de vivir al borde de la aventura, si algo siempre nos va a interrumpir la incertidumbre? Una llamada a tiempo, un mensaje binario, una alarma.

Nuestro cielo ya está infectado de señales y secretos: cuidado que el duque está yendo allí para matarte, ojo que la manzana está envenenada, no vuelvo esta noche a casa porque he bebido, si le das un beso a la muchacha se despierta y te ama. Papá, ven a buscarnos que unos pájaros se han comido las migas de pan.

Nuestras tramas están perdiendo el brillo -las escritas, las vividas, incluso las imaginadas- porque nos hemos convertido en héroes perezosos.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Ah Kami, después de este texto, ha quedado por los suelos mi tecno-drama!!! jajajaja. No pude reprimir la carcajada ante ese mensaje tan poco Shakespereano de July a su Rom-Rom... Y me imagino la cara del destinatario al recibir el mensaje y una respuesta : " OK, M QDO A VER EL PARTIDO CON LOS CHIKS. TKM."
Excelente texto el de Este autor... y la verdad, qué bueno que la tecnología de la comunicación no existió ni nos esclavizó a lo largo de la historia.
Bueno, tengo que dejar sin carga mi móvil, y olvidarlo guardado en el cajón para poder disfrutar de una tragedia incomunicada propia....
Besos o... XOXO :P
Witchie

→FAIRY ♥ KAMI← ® dijo...

WITCHIE: Me mató el mensaje de Romeo jajajaja

Adoro a Casciari, sin embargo no es de sus mejores textos... salvo por el mensaje de Julieta que es desopilante!!!

Pero sí me gusta el tema de la tecnología como destructora de historias, porque efectivamente es así. La tecnología nos está privando de tantas cosas! Produce tal sensación de cercanía que creemos estar unidos, cercanos y sin embargo cenamos solos...
Creo que hasta que pasan ciertas cosas, no somos capaces de percibir hasta que punto estamos lejos... y cuando necesitamos de la proximidad, aunque más no sea para sentir el calor de un abrazo, no?

Unknown dijo...

Había leído el texto en no sé que diario. Soy así, lector exagerado, leo mucho y de todo, hasta leo en mi trabajo (fui corrector de una oficina). Estos raros e-enlaces me trajeron a tu blog, así que a veces, con cosas como estas, me reconcilio con la tecnología, con este mundo de "impersonal omnipresencia" por llamarlo de algún modo.
En mis días bajos, creo que ya éramos cobardes antes de este e-mundo. De hecho tuve la suerte de vivir un amor basado en lo epistolar, en las cartas que navegaban distancias dándonos tiempo para pasear por nuestras sensaciones y angustias, a la espera de la respuesta.
Y después de esas intensidades, cuesta volver a la vida pedestre cotidiana. Y encima llegó la inmediatez de los medios. Y todo es tan rápido, tan instantáneo, que el golpe al corazón se cura con 20 posts, 15 gifts y 30 twits, cada 24 horas. Y una mancha en nuestras emociones, una duda en nuestros sentimientos o una culpa en nuestras palabras seguramente irá a la "papelera" o la "bannearán" o en el mejor de los casos será "spam". Así las cosas, ninguno de los dos en pugna tiene que hacerse cargo por mucho tiempo de las metidas de pata, y la cobardía ya no es una carga personal porque segundos después se puede intentar volver atrás porque nada material queda entre ambos, son sólo bits.
Nada material en un mundo cada vez más material. Una aporía donde no caben los besos, solamente "jpg's" y "nicks". Todo muy aséptico. Engaños reglamentados por leyes tácitas de un mundo que de última no es real. Y como no se rompen las reglas... "...Si dos no se engañan, mal pueden tener desengaños..." diría un cantautor.
Ya éramos cobardes, este e-mundo solamente nos dio la puerta para salir corriendo del mundo, del cual a veces nos queremos bajar.
En lo que a mí respecta, suelo extrañar la letra dibujada en el papel, el humo del café entre dos pares de ojos, y el gusto que te dejan los besos después de ese café...
Prometo seguir visitándote...
Besos.
Miguel, un caminante...

→FAIRY ♥ KAMI← ® dijo...

MIGUEL: Antes que nada ¡Bienvenido!
Bueno, espero que sea cierto esa amenaza de volver a visitarme!

Vos creés que somos naturalmente cobardes? mmmmm... puede ser. Tal vez sea el romanticismo propio del ser humano que nos quiere hacer creer que antes era diferente... esa costumbre de pensar que todo lo anterior es mejor...
Aún así, creo como vos que esto de las nuevas teconlogías nos pone las cosas "demasiado fáciles".
Estamos siempre a una tecla de ser "deleteados" o "bloqueados". De la misma manera con un poco de buen marketing, conseguimos que cualquier bobo/a nos admita en su msn o su facebook... Las relaciones surgen a pesar de las distancias, los idiomas... surgen y se desvanecen a veces con la misma velocidad. Pero creo que eso no es más que un síntoma de la pos posmodernidad que comenzó con un "hombre" light y continuó con un "individuo" light... Es decir, me parece que las relaciones en la vida real también se volvieron así de "poquita cosa"...
La verdad es que a veces me pregunto si las nuevas tecnologías le hacen esto a las relaciones o ellas nacieron como una respuesta a esta conducta que ya se venía delineando en todas las sociedades...
En fin, muchachos, nos estamos perdiendo... antes se decía que el ser humano no era una isla... pues nos estamos parando sobre ese paradigma que un día nos definió y lo estamos matando con la indiferencia!!!

Unknown dijo...

Soy hombre de prometer.... no de amenazar. Jajajaja!! Y acá cumplo.
Creo sinceramente que los medios no hacen a la naturaleza de las cosas, al menos de las cosas que nos importan. Porque para las cosas importantes uno elige los medios, no al revés.
El problema, creo, sin saber muy bien de lo que hablo, es que hemos perdido de vista las cosas que nos importan, suplantándolas por cosas que podemos tener, que podemos consumir.
El tema es que empezamos a confundirnos, y a creer que las personas, las relaciones, también son consumibles, y nos sorbemos la vida ajena con besos cargados de necesidad y de beneficios. Medimos a la gente con balanza y no con convicciones, con negociaciones en lugar de caricias.
El mundo light, el mundo líquido de Baumann, tiene la terrible perversidad de lo inasible, tan acostumbrados como estamos al materialismo.
Entonces, inasibles como se han vuelto las personas y sus actos, las "vivimos" a mil, antes de que se vayan;sabedores, o al menos asumidos, de su naturaleza efímera. Aceptamos esas reglas y nos ponemos a jugar, rápidos, fugaces y furiosos. Disfrazados de superados, convertidos en héroes efímeros de campañas mínimas, escondidos en nuestro nick o en nuestras máscaras. Al punto que usamos SMS en lugar de llamar y hablar. O mail en lugar de pasar media hora en un bar, o visitarnos un toque en nuestras oficinas.
No se si seremos cobardes, sé que nos hemos vuelto imperdonablemente cómodos. Por Internet no se contagian gripes ni inmunodeficiencias... ni se sienten calideces no perfumes...
Así la cosas bombón.
Otro beso y hasta muy pronto. Miguel.

PD: Rosario es una hermosa ciudad, hace rato que no voy...

Unknown dijo...

en la entrada anterior quise decir:
"...Por Internet no se contagian gripes ni inmunodeficiencias... ni se sienten calideces, ni perfumes..."

suelo tipiar feíto... jiji!
y cuando leo lo que yo mismo escribí no veo los errores, puedo corregir a otros pero lo mío jamás lo veo. Perdón.
Cariños.
Miguel

→FAIRY ♥ KAMI← ® dijo...

MIGUEL: Sabe que es lo que más me asusta? Que creo que tiene razón.
No me asusta tanto que sea real, sino que se convierta también en mi realidad.
Si empiezo a creerlo, no tardará en llegar el día en que también lo asuma y me sume al juego.
Digo que me asusta porque llevo años (ya ni recuerdo desde cuando) luchando contra las cosas que no me gustan de la sociedad en la que vivo... quiero seguir creyendo en la palabra de los demás, quiero los viejos códigos de la amistad, quiero el amigo de fierro, quiero enamorarme locamente y que la locura no asuste, quiero pensar que puedo tener un futuro y proyectos con mi amor, quiero pensar que no todos los hombres son ranas... que algunos son príncipes. Quiero pensar que no todas las mujeres queremos apachurrarle la vida y la billetera a los tipos, quiero decir "te quiero" sin pensar que puede asustar... quiero tantas cosas...
Pero al final, me veo cada vez más parecida a los demás. Miedosa, desconfiada e inflexible. Y lo que es peor: no me siento yo. Yo no soy así... o debiera decir "era"?
Tal vez solo conseguí retrasar el proceso e irremediablemente acabe siendo lo que no me gusta.
Es posible que el golpe mortal me lo hayan asestado ya y como en una película de terror, aún no me doy cuenta de que he muerto. O, al menos, ha muerto esa parte de mi que me gustaba...
Me asusta darme cuenta de que tiene razón, me asusta que ya no me sorprenda, que ya no me de temor... Nos hemos vuelto "tan" cómodos... tan cobardes, tan individualistas, que hasta los sentimientos se viven como un "modelo" que cambiaremos en un poco de tiempo...

Unknown dijo...

¡Ayayay, l'il cherry!. Dos cosas: La primera es que no deberías asustarte, el hecho de que existan estas elucubraciones alunadas como testimonio de tus interrogantes, es una muy buena señal de que todavía seguís defendiendo las cosas que te hacen única. Y esa conciencia no te va a dejar perderlas.
Segundo: ¡Soy el mismo del primer post, donde me tuteabas!. En el siguiente ya soy "usted", el tipo que tiene razón en sus terribles reflexiones... ¡qué lo parió, envejecí en veinte líneas!, este mundo virtual es tremendo... ¡Cómo te va consumiendo la vida a mil, ni me di cuenta! ¡¡¡jajajaja!!!.
Bromas aparte, los que todavía optamos por decir, por pensar y por considerar que vale la pena la locura de la aventura cotidiana, y que mientras pasan los días nos resistimos a morir en la rutina, esperando cada mañana que aparezcan los molinos y los gigantes; las Dulcineas, los Sanchos y las Baratarias que nos pidan ser Quijotes; y decidimos que vale la pena vivir locos y esperar un tiempo para morir cuerdos, escurriéndole el bulto a Bachilleres alcahuetes del establishment que te aparecen disfrazados de caballeros pero resultan abogados de vaya a saber qué legalidad de estos tiempos sin reglas a seguir. Esos somos los guardianes de la esperanza...
No lo olvides y no cedas...
Besos.
Miguel.

→FAIRY ♥ KAMI← ® dijo...

MIGUEL: ah! que manejo del inglés...!

Sumó años en un par de líneas? Le parece? No sé su edad, pero suelo pasar del "vos" al usted" con mucha facilidad...
Dicho sea de paso, -como decía- no sé su edad, así que mejor ir de uno a otro pa' no errarle, vió?!

Así que toca pelear contra molinos de viento???
Por qué las cosas no pueden ser más fáciles?

En fin... será cuestión de tener paciencia y ver si el viento me trae el susurro de otras voces, de sirenas que me encanten y "me lleven a perder"...
Claro que para eso me voy a tener que sacar el trajecito de acidéz biperina que me hice en los últimos años (juas!).

Mejor me sigo lamiendo las heridas solita un poco más jajaja

→FAIRY ♥ KAMI← ® dijo...

**VIPERINA

A ésta hora se me escapan las burradas... sorry por el atentado a las pupilas sensibles!!!