
Maite era especial, o eso al menos, era lo que denodadamente repetía su madre.
En cambio, sus compañeros de clases siempre la habían tildado de "ratón de biblioteca". Más adelante, ya en la facultad,sencillamente había pasado a ser "aburrida". Esto fue más doloroso, porque a esa edad Maite ya suspiraba por algún que otro chico... ¡que jamás la miraba!.
¿A quien en su sano juicio se le ocurriría siquiera fijarse en aquella joven bella pero gris. A tal punto se acostumbró a ser quien decían que era, que se olvidó de todo lo que ella quería ser.
Con el correr de los años, sentía como una sombra oscura se extendía lentamente por todo su ser, minando su capacidad de sentir, oxidando su humor, opacando su mirada.
Pero consiguió a cambio de éste sacrificio la seguridad de que ya nadie podría lastimarla.
Como era de esperarse, estudió una carrera que limitara su roce social al máximo. Pensó irónicamente en ser bibliotecóloga, para poder así reirse del destino. Pero finalmente su amor por la belleza casi imperceptible, la llevó casualmente hacia la entomología.
Sí, su vida transcurría silenciosa dentro de un blanco y frío laboratorio rodeada de insectos.

Volaban con la gracilidad de un hada que va dando saltitos en el aire, se posaban sobre las cosas con sus delicadas patitas agitando suavemente sus alas.
Ella adoraba ponerlas sobre su nariz y contener la respiración, verlas mover sus alas frente a sus ojos. "El beso de la mariposa". Sutil y amoroso.
Lamentablemente, su obsesión con estos insectos se limitaba a su tiempo de ocio. En el laboratorio investigaban cosas más serias que "el vuelo de la mariposa". Así que cuando tenía algo de tiempo libre, salía de la ciudad y se dirigía al campo. Dónde la hierba es la más verde y tupida. Dónde se pueden cerrar los ojos y escuchar a los pequeños seres de la naturaleza, dónde las flores silvestres se abren en todo su esplendor arracimándose en un estallido de colores y formes que estremecen el corazón.
Sin embargo, en los últimos tiempos no era la misma. En las escasas oportunidades que había tenido en las últimas semanas para ir a pasar un día al campo, se había sentido desganada, como fatigada y triste.
Sabía que se estaban produciendo cambios en su vida, pero no alcanzaba a vislumbrar dónde acabaría todo aquello.
Había un hombre, bueno, en realidad, siempre los había habido. Pero nunca le interesó ninguno. Se sabía casi insensible, pero ellos no marcaban tampoco la diferencia.
Los hombres que la miraban conseguían desnudarla mentalmente al instante. Siempre supuso que eso se debía a que desnuda, dejaba de ser la mujer gris. Era un cuerpo armónico y frágil que se contoneaba sensualmente. Y entonces, picaban.
Pero ésta vez, ella sentía algo. Cuando él no la llamó sintió deseos de llorar. Cada vez que lo cruzaba por la oficina, su corazón se desbocaba de alegría y retumbaba tanto dentro de su pecho que temía que fuera a estallar en mil pedazos.

No le servía de consuelo cuando cocinaba y llenaba su casa de aromas exquisitos que engulliría en 5 minutos para luego lavar los platos e irse a dormir.
Estar enamorada no le gustaba. Se pasaba el día nerviosa y las noches con ganas de llorar. Todo aquello en el mundo de lo que antes disfrutaba se había evaporado. El brillo blanco de la luna le producía melancolía, los lugares amplios como el campo, la hacían sentirse insignificante, su pequeña, prolija y cuidada rutina se había convertido en su propia cárcel.
Cada noche esperaba su llamada, el próximo encuentro. A veces se producía y a veces no. Así pasaron algunos meses sumida en el agujero más oscuro de la incertidumbre humana. Llorando y paseándose de un lado al otro de su departamento, mirando cada uno de los adornos que nunca se movían ni renovaban. Y cuando ya su corazón no aguantaba más, se refugiaba en los miles de dibujos y fotos de mariposas que atesoraba. Preguntándoles que hacer, contándoles su agonía.
A comienzos de Octubre estaba cansada. No rendía en su trabajo, se encontraba dispersa y torpe todo el tiempo y el peso de su cuerpo era algo que su alma no podía arrastrar permanentemente.
Esa noche era más bella que ninguna otra que hubiera visto en mucho tiempo. Y ella estaba sola, terminando su copa de vino y mirando el teléfono esperando que sonara. Las manos le temblaban de ansiedad y el solo hecho de pensar en llamarlo le producía escalosfríos. Pero sabía que no podía dilatarlo más, tenía que decírselo. Explicarle que su frialdad era solo aparente, que no sabía hasta entonces lo que era amar y ahora sintiéndolo no sabía como demostrárselo.
De alguna manera tenía que hacerle saber, proponerle que le enseñara a amar, a ser quien de niña (ahora lo recordaba) quería ser. Que la ayudara a vivir, porque estaba muriendo. Todo su ser se sentía seco y estéril, pero él podía llenarlo. Maite intuía que en él estaba la razón de su ser y el futuro de quien pudiera llegar a transformarse.
Y lo llamó, y le soltó entre lágrimas todo lo que sentía. Le rogó, le pidió ayuda. Por dentro todos los muros se caían a pedazos, todo lo que había sido no era más que un campo de escombros mohosos. La devastación total, no podía ser menos.
Un silencio de muerte, de tragedia inminente se abatió al otro lado de la línea. Maite sintió sus rodillas golpeándose con el suelo, sus manos heladas aferradas al teléfono y la respuesta de él que retumbaba en sus oídos.

Pensó que seguiría llorando días enteros, pero de pronto y sin aviso, todas sus lágrimas habían huído. Pero el dolor seguía allí. Era como un nudo apretado que crecía en su pecho. Iba ahogándola despacio, sin pausa, constante.
Sus brazos y piernas no le respondían y su mente se había quedado en blanco. Quería pensar en levantarse, darse un baño y hacer algo. Algo que la ayudara a pasar el tiempo. Pero no podía pensar, en cuanto pensaba en ello se desaparecía de su cabeza tras una densa bruma.
Fijó su mirada en la pared blanca, blanca como su vida, como su laboratorio, sin color.
En algún momento se quedó dormida, pero no debió pasar mucho, porque se despertó con un ruido largo, o mucho pequeños que no se despegaban unos de otros. Era como el ronronear de un gato, o el canto de un grillo... no, era el sonido del batir de unas alas. De muchas alas.

Se acercó a la puerta ventana que daba al balcón buscando algo de luz en medio de aquella envolvente oscuridad. Y fue entonces, al pasar junto al espejo, que vió aquella figura fantástica.
Se volvió rápidamente y se plantó delante del vidrio refractante, solo para encontrarse con el reflejo de su figura, de su cara. Pero no era ella. O sí lo era.
Sacudió su melena azabache y volvió a mirarse captando todo el rayo de luz de luna que parecía vestirla de un manto majestuoso y místico.
Tenía alas, unas enormes alas de mariposa. Bellísimas, delicadas, frágiles, perfectas. Y sintió como su alma se elevaba, el cuerpo le explotaba de ansiedad y adrenalina. El dolor iba dejando paso a una sensación de paz y equilibrio. Y le devolvía su sorpresa ante la vida, el milagro de la naturaleza y el amor por su existencia.
Se olvidó de él, de sus palabras, de lo que fué y lo que jamás sería. Se quedó allí de pié mirándose y descubriéndose feliz, entera, especial y única.
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El forense no supo explicar de qué había muerto. Solo podía adivinar por las sábanas húmedas que aquella mujer se sentía muy desdichada. No había armas, píldoras ni ningún objeto extraño en la escena.
Le pareció hermosa y tierna, allí acostada, abrazándose a las blancas sábanas de su blanca habitación.
Después de catalogarla como muerte súbita, y aún sabiendo que esa no era toda la verdad atinó a pensar: ¡Quien puede ser tan hijo de puta como para hacer sufrir a una criatura tan espectacular!
Porque de amor y desamor siempre se muere un poco... o todo.
6 comentarios:
Epa!!! Me gustó mucho, pibita!... estoy saliendo del laburo y me voy para la facultad, así que los detalles para mañana o pasado. Y algunas cositas que me gustaría señalarte, pero por el msn, cuando nos crucemos. Besos, Cherry... Buen fin de semana!!!!
OUCH! y más OUCH!
Viví entre los libros toda mi vida, de esos bichos raros que preferían (en su adolescencia) comprarse libros en vez de ropa...
Me recibí de ... BIBLIOTECARIA!!!
Y encima me separé hace más de un año....!!!
Eso sí... no soy una persona cohibida ni me considero aburrida... Rara, un poco aparato... pero uno es lo que es.. y si uno se siente bien mejor así!
Pero leyendo tu historia me decía... OUCH y más OUCH!!!
No, no.. no pienso terminar como la historia... siempre hay tiempo!! y las pequeñas cosas de la vida son hermosas...
No pienso dejarme caer por "una hermosa mariposa"!
Vaya casualidad no???
jajjajaj
Sin palabras... realmente muy bueno... cuando vio su reflejo, sus alas de mariposa sentí esa coraza gris que fue tejiendo durante toda su vida desplomarse pero además la naciente fragilidad final. Excelente!
mmmm lindo, hermoso...besos...pase y deje un saludo sobre tu casita
Hermana me dejaste de una pieza!
Sos muy buena Cherry escribiendo, al margen de que sea tu hobby, etc, etc,
Uffffff, que me gustó mucho lo que leí.
Mientras leía, ( te imaginas la India leyendo) iba tirando 70.000 finales, enfermedades terminales de por medio, e inclusive pidiendo no quiero leer cáncer, no quiero leer leucemia, después del llamado telefónico, lo mío era, Ok, listo se suicida, se envenena, en un momento apostando a un buen desenlace la India tiró:-Listooooo!, el tipo le confiesa que también está enamorado y terminan felices comiendo perdices.
Se lo merecía pobre!
Me tuviste en vilo todo el puto tiempo, y mira que yo soy de trampear, no me aguanto los relatos y empiezo de atrás pa adelante y un poco del medio y sigo con el principio, así leo...y así veo las pelis en el cine y los partidos de fútbol, en definitiva: molesto bastante. Jeeeeee. Confieso que quede suspendida por largo tiempo.
Nahhh, no soy histérica, por si algún caballero me lee y se imagina que soy un quilombo en puerta!
A pesar que estas historias son más comunes de lo que pensamos, las mujeres sufrimos mucho el desamor y se elige ... ¿se elige?, Ni siquiera eso, se sigue viviendo, por inercia, como muertas en vidas, sin la mínima esperanza de encontrar el amor de tu vida.
Sopa:
Hace rato que sé que sos mujer, pero en un principio, pensé que eras hombre, ese era el sobrenombre de mi ex esposo, “SOPA”, así lo llamaba yo, después de separarnos, luego de estar 18 años juntos, tuve que empezar a llamarlo por su nombre, hace mas de un año y medio que estoy separada, y me cuesta llamarlo por su nombre, muchas veces le digo Sopa! El nunca más me llamo por mi sobrenombre, a partir de la separación me llama Stella, y todavía me resulta raro.
Apenas me separé conocí a Pablo, al que le digo: “Miiii Chachus”, y cuando comentamos en experiencias.com y leo tu sobrenombre, no hago otra cosa que pensar en mi ex esposo. Como si él estuviera comentando. Ves? Cosa de locos la razón humana.
Bueno, eso nomás, te lo quería contar.
Saludos a todos
India
Stella Rojas
Guille: Estoy esperando ansiosa tus críticas. Y la verdad, es que es un muy lindo halago que te haya gustado. JE! Sobre las críticas, no me seas demasiado duro porque ese día escribí eufóricamente y he de reconocer que no tuve tiempo de revisar y corregir el texto. Cuando lo releí me dí cuenta de que había algún que otro errorcito gramatical, pero bué. Prometo no hacerlo más (lo de publicar sin corregir!). Un besito!
Sopa!: JE! Viste? Te estaba viendo la vida y decidí escribírtela jajaja. Tipo "The Truman Show" jajajaja. Naaaa, en realidad los que somos ratoncitos de biblioteca siempre acabamos en puestos similares y acordes a nuestras limitaciones sociales. Igual la historia es linda, no? Bah, un poco de magia, dolor, esperanza y amor. Es una buena fórmula. ¿Vos creés en las hadas?
Chechu: Me emocionaste. No sabés que lindo que es que a los demás les guste lo que escribo. Más que nada porque realmente amo escribir y poder compartirlo.
Sin conocerte se me ocurre que sos una persona muy empática. Sentir lo que otro siente es muy difícil y hacerlo con un texto de ficción es increíble. Todo eso que decís es lo que yo pensé mientras escribía, lo que quería que se notara, no sé si lo logré completamente, pero saber que alguien lo percibió ya me llena de orgullo. Gracias por comentarlo! Un abrazo tibiecito!
Rodo: Me alegra que sigas pasando y me sigas leyendo!!! Prometo pasarme uno de estos días por tu blog!!! Ando un pelín ocupada y con poco tiempo, pero no me olvido, eh?! Un saludo!
Indusssssss!!! Nena, no vale hacer trampa jajajaja. Que bueno sorprenderte!!! Me gustan los finales raros o los dobles finales como éste, porque es como que se murió pero pasó a otro plano mucho más felíz, fantástico, lleno de magia. Así que uno siente cierta desazón por su abandono del mundo físico. Por ese amor que la hizo dejarse morir y por todos los amores que pudo haber vivido y no vivió. Pero también se siente la alegría del privilegio que tuvo de ser algo que amaba y admiraba y formar parte de un mundo diferente y místico, no?
En resumen: Me siento muy mimada por todos ustedes que parecen disfrutar de lo que escribo... y no saben lo espectacular que yo me siento haciéndolo para ustedes.
Mil gracias por estar siempre!!!
Por todo lo que me dan!!!
Muchos besos y abrazos.
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