Honestamente, hoy me quedé anonadada mientras escuchaba la radio. Era un programa de estos de interés general que tan bien funcionan por la mañana. Supuestamente tienen un amplio contenido de información y una pequeña dosis de informalidad como para amenizar el comienzo del día de cada ciudad. Y allí estaba yo, medio desayunando medio despertándome, mientras intentaba además arrancar con mi mañana laboral como otros muchos en mi ciudad. Y de pronto, la cosa se pone interesante. Comienzan una serie de entrevistas respecto de un tema sumamente delicado (juventud-delincuencia-adicciones-problemas psiquiátricos) y consiguen llamar mi atención. Sólo escuché que entrevistaran a un par de jueces de menores, que si bien considero que poseen una directa relación con la problemática y sus actores, me parece insuficiente sólo aportar una parte fraccionada de la información. Más allá de mi conclusión personal sobre la forma de enfocar y presentar el tema por parte del periodista y el medio de comunicación, lo que me quedó más latente fue la reacción de la gente que, como yo, estaba escuchando la radio en ese momento.
¿En qué convertimos a los periodistas? ¿Quienes son? ¿Desde que lugar opinan y hasta dónde dejamos que influyan en nosotros?
Aparentemente, el periodismo sostiene el mundo, lo difunde, lo juzga y sentencia. Es el periodismo del posmodernismo donde dotamos a estos seres humanos de conocimientos múltiples y omniscientes. Ellos no necesitan ser médicos para evaluar un caso, no les hace falta ser abogados o jueces para opinar si alguien debe estar preso o si tal acto fue justo o injusto y merece una sanción. Son trabajadores sociales, (pseudo) maestros, policias y politólogos. No existe ningún tema sobre el cual no estén capacitados para opinar, y cuando tienen la delicadeza de presentar a un profesional abocado al estudio del tema en cuestión, es sólo con el fin de exponer una opinión profesional que pueda ser discutida o refutada. Los periodistas de este siglo, son los dueños de la opinión pública y la verdad. Este es el poder que les hemos otorgado. El de pensar por nosotros. Y tienen más que cualquier político "poderes extraordinarios". Hemos permitido que tengan incidencia activa y pasiva en nuestras vidas y decisiones. Me parece mal, pero más allá de eso: ME DA MIEDO! Siento que somos títeres de un "Gran Hermano" mundial, nosotros solos nos hemos puesto y nos ponemos día a día detrás de las cámaras y ellos (the big brothers) nos juzgan.
Y vos? Hoy te quedás en la academia?
1 comentario:
Estas un poco enojada o me parece?
Acordate que son el cuarto poder y como tal debemos respetarlos. Lo cual no quiere decir que les creamos.
Cuantos casos conocemos de periodistas que son pagos para que digan tal o cual cosa?, cuantos periodistas conocemos que en el afan de tener prestigio te inventan una nota y suben o bajan a cualquiera?
Son mas amarillos que los chinos.
Gracias Chiche, gracias Jorge R, y toda la runfla de Pseudo periodistas por el periodismo que nos dejaron y el que supimos comprar.
PD: no se olviden de José Deser
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