lunes, 23 de abril de 2007

El periodismo de la posmodernidad

Honestamente, hoy me quedé anonadada mientras escuchaba la radio. Era un programa de estos de interés general que tan bien funcionan por la mañana. Supuestamente tienen un amplio contenido de información y una pequeña dosis de informalidad como para amenizar el comienzo del día de cada ciudad. Y allí estaba yo, medio desayunando medio despertándome, mientras intentaba además arrancar con mi mañana laboral como otros muchos en mi ciudad. Y de pronto, la cosa se pone interesante. Comienzan una serie de entrevistas respecto de un tema sumamente delicado (juventud-delincuencia-adicciones-problemas psiquiátricos) y consiguen llamar mi atención. Sólo escuché que entrevistaran a un par de jueces de menores, que si bien considero que poseen una directa relación con la problemática y sus actores, me parece insuficiente sólo aportar una parte fraccionada de la información. Más allá de mi conclusión personal sobre la forma de enfocar y presentar el tema por parte del periodista y el medio de comunicación, lo que me quedó más latente fue la reacción de la gente que, como yo, estaba escuchando la radio en ese momento.
¿En qué convertimos a los periodistas? ¿Quienes son? ¿Desde que lugar opinan y hasta dónde dejamos que influyan en nosotros?
Aparentemente, el periodismo sostiene el mundo, lo difunde, lo juzga y sentencia. Es el periodismo del posmodernismo donde dotamos a estos seres humanos de conocimientos múltiples y omniscientes. Ellos no necesitan ser médicos para evaluar un caso, no les hace falta ser abogados o jueces para opinar si alguien debe estar preso o si tal acto fue justo o injusto y merece una sanción. Son trabajadores sociales, (pseudo) maestros, policias y politólogos. No existe ningún tema sobre el cual no estén capacitados para opinar, y cuando tienen la delicadeza de presentar a un profesional abocado al estudio del tema en cuestión, es sólo con el fin de exponer una opinión profesional que pueda ser discutida o refutada. Los periodistas de este siglo, son los dueños de la opinión pública y la verdad. Este es el poder que les hemos otorgado. El de pensar por nosotros. Y tienen más que cualquier político "poderes extraordinarios". Hemos permitido que tengan incidencia activa y pasiva en nuestras vidas y decisiones. Me parece mal, pero más allá de eso: ME DA MIEDO! Siento que somos títeres de un "Gran Hermano" mundial, nosotros solos nos hemos puesto y nos ponemos día a día detrás de las cámaras y ellos (the big brothers) nos juzgan.
Y vos? Hoy te quedás en la academia?

1 comentario:

chinoss dijo...

Estas un poco enojada o me parece?
Acordate que son el cuarto poder y como tal debemos respetarlos. Lo cual no quiere decir que les creamos.
Cuantos casos conocemos de periodistas que son pagos para que digan tal o cual cosa?, cuantos periodistas conocemos que en el afan de tener prestigio te inventan una nota y suben o bajan a cualquiera?
Son mas amarillos que los chinos.
Gracias Chiche, gracias Jorge R, y toda la runfla de Pseudo periodistas por el periodismo que nos dejaron y el que supimos comprar.
PD: no se olviden de José Deser